"Nuestra educación evalúa a los alumnos por sus respuestas y no por sus preguntas. Esta es una manera incorrecta de enfrentar el problema, ya que los alumnos comenzarán a cerrarse a la indagación, al enfrentarse siempre al producto y nunca, o pocas veces, al proceso. Todo buen investigador debe saber preguntar, pero ésta es una tarea que hay que cultivar desde temprano y con mucho cuidado, para que dé buenos frutos. No es con el pensamiento a repetición ( que repite respuestas que el docente ya sabe) cómo la educación logrará que los alumnos sean adultos que piensen por sí mismos.
Acerca de la comunidad de indagación:
Cuando un niño:
- acepta ser corregido por otros sin ofenderse;
- es capaz de escuchar atentamente a los otros;
- es capaz de tomar en serio las ideas de los demás;
- construye sus ideas a partir de las ideas de los otros;
- es capaz de desarrollar sus propias ideas sin miedo de ser rechazado o humillado;
- tiene una actitud de apertura a ideas nuevas;
- es capaz de detectar hipótesis subyacentes;
- muestra interés por la coherencia de la argumentación;
- verbaliza relaciones de medios a fines;
- plantea cuestiones pertinentes;
- respeta a las personas de la comunidad;
- es sensible al contexto, especialmente cuando se tratan cuestiones de índole moral;
- pregunta a los otros la razón de lo que han dicho;
- pide criterios, ………………….ha comenzado a experimentar la participación en la comunidad de indagación. La comunidad de indagación supone un método racional para que las personas se conozcan mejor a sí mismas, desarrollen su creatividad y se transformen en seres autónomos. Pero la lógica deductiva es insuficiente para trabajar el camino de este propósito. Los seres humanos imaginamos y sentimos, y si cultivamos estas capacidades juntamente con el cuidado por los demás, podremos preguntarnos si nuestras premisas son verdaderas o no lo son, y si las queremos o no como premisas de nuestro argumento. Es por eso que hablamos de la necesidad de cultivar el juicio crítico, el juicio creativo y el juicio cuidados del otro. Es bastante inútil, para sí mismo y para los demás, que un alumnos sea brillante, en el sentido tradicional del uso del término, si no es creativo y si no es cuidadoso del otro. De poco sirve que un alumno levante continuamente la mano para hablar y realice intervenciones pertinentes si esas intervenciones no son relevantes a la luz del pensamiento cuidadoso de los otros. La educación debería permitirnos crecer conociéndonos mejor a nosotros mismos, a los demás y al mundo en el que vivimos. Una educación concebida de esta manera debería ayudarnos a ver más claramente lo que ya conocemos, a hacer mejores distinciones, a pensar de manera más coherente y comprensiva, a poder criticar nuestros propios fines y los de los otros, o sea, debería ayudarnos a ser mejores investigadores y a hacer más plena y significativa nuestra vida. "
STELLA ACCORINTI.
TRABAJANDO EN EL AULA.
LA PRÁCTICA DE LA FILOSOFÍA PARA NIÑOS.
MANANTIAL. ARGENTINA. 2000.
TOMADO DE PÁGINAS: 55-57
